El autismo, formalmente conocido como Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), es una condición neurobiológica que influye en cómo una persona percibe el mundo y se comunica con quienes le rodean. Este trastorno acompaña a la persona durante toda su vida y se caracteriza principalmente por desafíos en la comunicación e interacción social, así como por un patrón de comportamientos y pensamientos que pueden ser notablemente inflexibles.
Afectando a individuos de todas las edades, el TEA se manifiesta de manera única en cada persona, lo que significa que las experiencias y necesidades pueden variar ampliamente. En la Asociación de Autismo de Zamora, entendemos la importancia de abordar estas necesidades individuales y ofrecemos un espectro de servicios y apoyos diseñados para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA y sus familias.
Características
A nivel intelectual, sus habilidades pueden ir desde la discapacidad intelectual a capacidades intelectuales situadas en el rango medio, o superiores al mismo. Sin embargo, todas las personas con TEA comparten las diferentes características que definen este tipo de trastornos.
Sus habilidades de interacción social son muy diferentes a las de los demás. Pueden ir desde el aislamiento social o la falta de interés, intentar establecer relaciones de una forma extraña, por no saber muy bien cómo hacerlo, y sin tener en cuenta las reacciones de la otra persona.
A nivel comunicativo, presentan alteraciones a nivel verbal y no verbal que pueden variar desde quienes no emplean ningún lenguaje hasta las que tienen habilidades lingüísticas fluidas, pero no saben utilizarlas para mantener una comunicación recíproca funcional.
A nivel conductual, presentan un repertorio limitado de intereses y de conductas, que se traduce en la presencia de comportamientos repetitivos y en problemas para afrontar cambios en sus actividades y en su entorno, aunque sean mínimos.
Sus capacidades para imaginar y entender las emociones y las intenciones de los demás son limitadas, por lo que les es difícil desenvolverse adecuadamente en el entorno social.
Detección y diagnóstico
Aunque las personas con TEA son muy diferentes, y la edad de detección varía de unos casos a otros, existen una serie de señales de alarma que pueden hacer recomendable una valoración exhaustiva del desarrollo
Actualmente no existen rasgos o marcadores biológicos que sean concluyentes para realizar un diagnóstico de TEA, pero sí existen una serie de indicadores conductuales que son fundamentales para la detección temprana de TEA.
Estos factores, de forma aislada, no implican un TEA, sino que deben entenderse como señales que alerten sobre la necesidad de realizar una evaluación específica y especializada lo antes posible.
La detección y diagnóstico del TEA supone el primer paso necesario para garantizar la calidad de vida de la persona con TEA.
El pronóstico y la evolución de las personas con TEA tienen relación directa con el tipo de atención recibida y el momento en que ésta se inicia.
Una persona que tiene acceso a una atención especializada y adaptada a sus características desde edades tempranas, tiene más y mejores posibilidades de desarrollo y una mejor calidad de vida.
Prevalencia TEA
En España no existe actualmente un registro oficial de casos de TEA, por lo que no conocemos con seguridad el número de casos que hay en nuestro país. Por ello, manejamos las cifras de estudios epidemiológicos realizados otras partes del mundo:
A nivel Europeo los estudios disponibles que apuntan una prevalencia aproximadamente 1 caso de TEA por cada 100 nacimientos (Autism-Europe aisbl 2015).
En Estados Unidos el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU en su último informe publicado en marzo de 2020, estimó una tasa de prevalencia de autismo en 1 de cada 54 nacidos.
Lo que sí se confirma en todos los estudios es la mayor presencia de TEA en los hombres que en las mujeres (en una proporción de 4:1), y que no existen diferencias en cuanto a su aparición en las distintas culturas o clases sociales.
Estos estudios han constatado un aumento exponencial de los casos de TEA en el mundo. Este incremento, posiblemente se debe a una mayor precisión de los procedimientos e instrumentos de diagnóstico, a la mejora en el conocimiento y la formación de los profesionales, o ciertamente, a un aumento real de la incidencia de este tipo de trastornos.